Con la agudeza que le caracteriza, Zygmunt Bauman nos invita de nuevo a reflexionar, esta vez acerca de la difícil situación en la que se encuentran los jóvenes en la actualidad, y también sobre el papel de la educación y de los educadores en un mundo que, desde hace tiempo, ya no cuenta con las certezas que confortaban a nuestros predecesores.
Enfrentados al desconcierto propio de nuestra sociedad líquida, muchos jóvenes sienten la tentación de quedarse al margen, de no participar en la sociedad. Algunos de ellos se refugian en un mundo de juegos on line y de relaciones virtuales, de anorexia, depresión, alcohol e incluso de drogas duras, pretendiendo con ello protegerse de un entorno que cada vez más se percibe como hostil y peligroso. Otros adoptan conductas violentas, uniéndose a bandas callejeras y al pillaje protagonizado por quienes, excluidos de los templos del consumo, desean participar en sus rituales. Una situación que se produce bajo la mirada ciega e indiferente de nuestros políticos, y ante la que es preciso reaccionar.
-La capacidad descriptiva de sus conceptos de “modernidad líquida”, “vida líquida”, “miedo líquido” o “amor líquido” han traspasado el ámbito de la sociología para convertirse en expresiones empleadas a menudo en los medios de comunicación, en la política e incluso en el lenguaje coloquial.
Todas las obras de este autor logran una excelente acogida entre los medios de comunicación y un segmento de lectores cada vez más amplio.